Estamos Observados…
¿Por qué se llora? ¿A que te refieres? ¿Qué que pasa físicamente digo’, ¡Bueno, los lacrimales cumplen la función de lubricar y proteger el ojo! Cuando te emocionas se excitan y producen lágrimas. ¿Por qué se excitan? ¡No lo sé! Talvez, talvez la emoción se vuelve tan intensa que el cuerpo no logra contenerla. La mente, los sentimientos se vuelven poderosos y el cuerpo se lamenta.
Extracto de un diálogo entre los actores Meg Ryan y Nicolas Cage en una secuencia de la película “City of Angels”, (La Ciudad de los Ángeles).
Desde niño, siempre me he sentido observado. Ayer, reunido con mi buen amigo David Gordon, le hacia este comentario. Yo no tenía la cultura apropiada para sentir de ese modo. Simplemente me sentía observado aún estando en la más absoluta “soledad”. O sea, igual que ahora.., me sentía avergonzado si de repente me encontraba haciendo algo “malo”. Ya sabes, “malo” para un niño de 7 años ¿que puede ser malo?. Quizás no haber hecho caso a tus padres y desviarte a la salida del colegio para darte un baño en el tranque que estaba cerca de tu casa. O quizá no comer la comida que tu madre ha puesto en tu plato, o al revés abrir la nevera y “robar” con tu dedo de niño un trozo de tarta que estaba guardado para tu padre. Ese pobre hombre que quizá llevada 24 horas seguidas trabajando sin dormir.
Lo cierto es que desde mi niñez he sentido presencia/as a mí alrededor. En mi infancia y en mi pueblo “Marruecos”, o “Padre Hurtado” como se llamó después, la gente solía ser “Supersticiosa”. Y había leyendas que quizá por sugestión en nuestros jóvenes espíritus “Cobraban vida”. Y yo de esas tuve unas cuantas experiencias..
Y le decía yo a David ayer. A veces en mis viajes, cuando voy conduciendo mi coche por interminables carreteras, siento de pronto como que en determinados puntos, ciertos entes suben a mi coche. Y esto me ha sucedido tantas veces que incluso empecé a dialogar con ellos. Y que quede extremadamente claro, que no estoy loco. ¡Bueno cuando hablo de dialogar quiero decir que hablo yo solo! Nadie me contesta, pero algo sucede porque lo noto en la densidad del aire o en mi propia piel. Es como cuando hablo con Dios, no hay un ser, una imagen o una fuerza extraña que me responda físicamente. Pero si obtengo respuestas que me llegan desde algún punto del universo, las cuales se manifiestan dentro de mi mismo.
Por ejemplo ahora ya sé distinguir entre los espíritus “malos” y los “buenos” que me rodean. A veces siento como alguien (uno o varios) entran en mi coche, o en mi salón o dormitorio. Y si siento algo así como un escalofrío, se me pone la piel de gallina, y los pelos de los brazos de punta. Entonces me siento incómodo, y les digo o bien mentalmente o con palabras (como si en realidad estuviese hablando con algún amigo físico); ¡Okey! Habéis subido a mi coche, queréis viajar gratis conmigo, y me parece muy bien pero no me incordiéis porque os hecho fuera. Y si al paso del camino empiezo a tener visiones de que voy a tener un accidente, y como que se me nubla la mente. Entonces les echo, incluso groseramente…y funciona. De pronto siento como el interior del coche queda limpio, el aire vuelve a oler a frescor…etc…y viceversa. En cambio cuando son buenos espíritus, es todo lo contrario, a través de mi visión periférica veo sus siluetas, no tengo una reacción escalofriante, siento su protección y distingo sus semblantes risueños, gentiles y dulces. Mi cansancio desaparece, mi cuerpo siente alivio y alegría. Entonces les digo: “Bienvenidos señores, abróchense los cinturones que vais a disfrutar de un viaje muy agradable”.
Anoche tuve un hermoso sueño, pero tan real que incluso hubo un momento en el que sentí hasta un poco de temor. Hace ya un largo tiempo que en una de mis mesillas de noche, (la de la derecha) tengo una imagen de la Virgen del Pilar que me regalo hace años mi buen amigo Zaragozano David Buisán, y también una imagen de madera que hace años compré en una tienda Hindú, ella es Lazmi, La Diosa de la Riqueza. También está una pequeña figura de la Virgen de Lourdes que me regaló hace ya mucho años mi madre Celinda (QEPD), y otra de Jesús Cristo. A todos ellos les tengo una velita encendida durante todo el año prácticamente.
Bueno, el caso es que anoche (suelo dormir con ambos brazos fuera), me encontraba durmiendo girado hacia dicha mesilla y su gorda vela roja. De pronto sentí tan real como las dulces manos de una mujer acariciaban mi mano derecha. Pero os prometo (y no es la primera vez que siento tan real un sueño), sentía su mano tan viva, tan suave y tan real. Pero de pronto me cogía la mano con fuerza y me intentaba arrastrar hacia ella, por inercia hice fuerza al contrario y me desprendí de su mano. Estaba soñando, eso es evidente. Y dentro del mismo sueño pensaba que había estado soñando pero que ahora estaba despierto. Entonces miraba hacia la mesilla, y la veía tal cual se estaba manifestando en realidad.(la vela y las imágenes). Entonces extendía mi mano otra vez, y en esta ocasión aparecían dos tersas manos de niño que me volvían a saludar, acariciar y de vez en cuando a apretar con fuerza. Sentí ambas manos nuevamente como si fuesen reales. Era como una bienvenida y me querían llevar con ellos hacia algún lugar. Volví a desprenderme, entonces giré hacia mi izquierda, entonces vi, delante de la puerta de entrada de coches de mi casa, a dos personas (un hombre y una mujer) vestidos de frac, y pensé inmediatamente. Vienen a anunciarme una boda. Está claro que tuve pesadillas, pero tiene un significado que o tengo que hallar, o se manifestará en el tiempo.
Cuando salgo a correr, o entrenar con tanto esfuerzo como me cuesta desde mi accidente, me siento observado, y me siento bien de saber que se sienten orgullosos de mi sacrificio, de mis evoluciones y de mi progreso merecido. Me siento humilde, noble, y es entonces cuando la emoción se vuelve tan intensa que mi cuerpo no logra contenerla. La mente, los sentimientos se vuelven poderosos y el cuerpo se lamenta manifestándose en LÁGRIMAS. Y lloro en mi soledad, en el espacio y el tiempo. Me desahogo me siento bien, una buena persona, un buen hombre, y ya nada me importa. Y digo, Dios “estoy preparado, haz lo que desees conmigo, gracias por enseñarme tanto cada día”. Mi castigo lo tengo merecido, necesitaba esta oportunidad, pasar por esta escuela de la vida. Gracias señor”
Raúl Gutiérrez
27 de Agosto de 2007
¿Por qué se llora? ¿A que te refieres? ¿Qué que pasa físicamente digo’, ¡Bueno, los lacrimales cumplen la función de lubricar y proteger el ojo! Cuando te emocionas se excitan y producen lágrimas. ¿Por qué se excitan? ¡No lo sé! Talvez, talvez la emoción se vuelve tan intensa que el cuerpo no logra contenerla. La mente, los sentimientos se vuelven poderosos y el cuerpo se lamenta.
Extracto de un diálogo entre los actores Meg Ryan y Nicolas Cage en una secuencia de la película “City of Angels”, (La Ciudad de los Ángeles).
Desde niño, siempre me he sentido observado. Ayer, reunido con mi buen amigo David Gordon, le hacia este comentario. Yo no tenía la cultura apropiada para sentir de ese modo. Simplemente me sentía observado aún estando en la más absoluta “soledad”. O sea, igual que ahora.., me sentía avergonzado si de repente me encontraba haciendo algo “malo”. Ya sabes, “malo” para un niño de 7 años ¿que puede ser malo?. Quizás no haber hecho caso a tus padres y desviarte a la salida del colegio para darte un baño en el tranque que estaba cerca de tu casa. O quizá no comer la comida que tu madre ha puesto en tu plato, o al revés abrir la nevera y “robar” con tu dedo de niño un trozo de tarta que estaba guardado para tu padre. Ese pobre hombre que quizá llevada 24 horas seguidas trabajando sin dormir.
Lo cierto es que desde mi niñez he sentido presencia/as a mí alrededor. En mi infancia y en mi pueblo “Marruecos”, o “Padre Hurtado” como se llamó después, la gente solía ser “Supersticiosa”. Y había leyendas que quizá por sugestión en nuestros jóvenes espíritus “Cobraban vida”. Y yo de esas tuve unas cuantas experiencias..
Y le decía yo a David ayer. A veces en mis viajes, cuando voy conduciendo mi coche por interminables carreteras, siento de pronto como que en determinados puntos, ciertos entes suben a mi coche. Y esto me ha sucedido tantas veces que incluso empecé a dialogar con ellos. Y que quede extremadamente claro, que no estoy loco. ¡Bueno cuando hablo de dialogar quiero decir que hablo yo solo! Nadie me contesta, pero algo sucede porque lo noto en la densidad del aire o en mi propia piel. Es como cuando hablo con Dios, no hay un ser, una imagen o una fuerza extraña que me responda físicamente. Pero si obtengo respuestas que me llegan desde algún punto del universo, las cuales se manifiestan dentro de mi mismo.
Por ejemplo ahora ya sé distinguir entre los espíritus “malos” y los “buenos” que me rodean. A veces siento como alguien (uno o varios) entran en mi coche, o en mi salón o dormitorio. Y si siento algo así como un escalofrío, se me pone la piel de gallina, y los pelos de los brazos de punta. Entonces me siento incómodo, y les digo o bien mentalmente o con palabras (como si en realidad estuviese hablando con algún amigo físico); ¡Okey! Habéis subido a mi coche, queréis viajar gratis conmigo, y me parece muy bien pero no me incordiéis porque os hecho fuera. Y si al paso del camino empiezo a tener visiones de que voy a tener un accidente, y como que se me nubla la mente. Entonces les echo, incluso groseramente…y funciona. De pronto siento como el interior del coche queda limpio, el aire vuelve a oler a frescor…etc…y viceversa. En cambio cuando son buenos espíritus, es todo lo contrario, a través de mi visión periférica veo sus siluetas, no tengo una reacción escalofriante, siento su protección y distingo sus semblantes risueños, gentiles y dulces. Mi cansancio desaparece, mi cuerpo siente alivio y alegría. Entonces les digo: “Bienvenidos señores, abróchense los cinturones que vais a disfrutar de un viaje muy agradable”.
Anoche tuve un hermoso sueño, pero tan real que incluso hubo un momento en el que sentí hasta un poco de temor. Hace ya un largo tiempo que en una de mis mesillas de noche, (la de la derecha) tengo una imagen de la Virgen del Pilar que me regalo hace años mi buen amigo Zaragozano David Buisán, y también una imagen de madera que hace años compré en una tienda Hindú, ella es Lazmi, La Diosa de la Riqueza. También está una pequeña figura de la Virgen de Lourdes que me regaló hace ya mucho años mi madre Celinda (QEPD), y otra de Jesús Cristo. A todos ellos les tengo una velita encendida durante todo el año prácticamente.
Bueno, el caso es que anoche (suelo dormir con ambos brazos fuera), me encontraba durmiendo girado hacia dicha mesilla y su gorda vela roja. De pronto sentí tan real como las dulces manos de una mujer acariciaban mi mano derecha. Pero os prometo (y no es la primera vez que siento tan real un sueño), sentía su mano tan viva, tan suave y tan real. Pero de pronto me cogía la mano con fuerza y me intentaba arrastrar hacia ella, por inercia hice fuerza al contrario y me desprendí de su mano. Estaba soñando, eso es evidente. Y dentro del mismo sueño pensaba que había estado soñando pero que ahora estaba despierto. Entonces miraba hacia la mesilla, y la veía tal cual se estaba manifestando en realidad.(la vela y las imágenes). Entonces extendía mi mano otra vez, y en esta ocasión aparecían dos tersas manos de niño que me volvían a saludar, acariciar y de vez en cuando a apretar con fuerza. Sentí ambas manos nuevamente como si fuesen reales. Era como una bienvenida y me querían llevar con ellos hacia algún lugar. Volví a desprenderme, entonces giré hacia mi izquierda, entonces vi, delante de la puerta de entrada de coches de mi casa, a dos personas (un hombre y una mujer) vestidos de frac, y pensé inmediatamente. Vienen a anunciarme una boda. Está claro que tuve pesadillas, pero tiene un significado que o tengo que hallar, o se manifestará en el tiempo.
Cuando salgo a correr, o entrenar con tanto esfuerzo como me cuesta desde mi accidente, me siento observado, y me siento bien de saber que se sienten orgullosos de mi sacrificio, de mis evoluciones y de mi progreso merecido. Me siento humilde, noble, y es entonces cuando la emoción se vuelve tan intensa que mi cuerpo no logra contenerla. La mente, los sentimientos se vuelven poderosos y el cuerpo se lamenta manifestándose en LÁGRIMAS. Y lloro en mi soledad, en el espacio y el tiempo. Me desahogo me siento bien, una buena persona, un buen hombre, y ya nada me importa. Y digo, Dios “estoy preparado, haz lo que desees conmigo, gracias por enseñarme tanto cada día”. Mi castigo lo tengo merecido, necesitaba esta oportunidad, pasar por esta escuela de la vida. Gracias señor”
Raúl Gutiérrez
27 de Agosto de 2007
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