Pensando y Recordando..

Cuando era pequeño, (con sinceridad no recuerdo si tendría 10, 11 o 12 años), un día de invierno sentado frente a un “brasero” (¿sabéis lo que es?) de pronto mirando en el vacío comencé a pensar en la vida y la muerte, en lo finito o infinito. Y de este modo llegué a la conclusión acerca de que mi “padre” algún día “moriría”; sin darme cuenta en ese momento de que “yo también” y todos los mortales de este planeta…al menos. Y me invadió una tristeza tan grande que mis tiernos ojos de niño se inundaron de lágrimas y una increíble pena inundó todo mi ser. Al principio mi mente comenzó a viajar buscando “la nada” y no pude encontrarla, pero luego me fui al lado opuesto, y traté de interpretar lo, o el “infinito” y tampoco llegué a encontrar “explicación” o al menos no conseguí encontrar una respuesta a una perpetuidad constante, permanente e imperecedera.

A veces creemos que podríamos vivir y hacer lo que deseemos sin necesidad o ayuda de nadie. Quizás eso sea egoísmo, ignorancia, prepotencia, debilidad, o estupidez. “La soledad no es buena compañera”, pero más que gente alrededor, necesitamos personas con las cuales hayamos conseguido estar conectado/as.
La conexión es importante en todo, ya sea en la vida humana, animal, vegetal, cósmica, o incluso en la vida moderna; llámese telefonía, Internet, etc. Si no obtienes la “conexión” estás fuera de circulación, y tu mundo se transforma en un espacio reducido, limitado y cerrado al constante movimiento del mundo y del universo. “Estar rodeado/a de gente, no basta. Lo que hay que buscar es la conexión”.

¿Cuál es la conexión para ti? Es sintonizar en puntos importantes como la visión de la vida, de lo espiritual, lo que vale la pena, el aprecio, respeto y comprensión por el otro. Es el amor puro y verdadero. Se hace cierto en el corazón. Puedes incluso llegar a ser golpeado duramente por ese ser al que amas, pero aunque con dolor en lo más profundo de tu corazón, lo aceptarás y seguirás “amándole”, permitirás que busque su “libertad” y su propia forma de “ser feliz”, y aunque tu “sufras” por no tenerle, serás feliz si ese ser al que amas, es feliz. Y si se ha equivocado, aún así le seguirás amando. Porque eso es el amor. Es una simpatía innata. Es química, esa de la que tantas veces has oído, y que un día descubres que existe, que funciona, que es así y todo lo vuelve diferente. Todo funciona.

Puedes, querer, respetar, proteger o amar a la gente y no haber conexión. Amas a tu familia pero no te sientes conectado/a con todos sus miembros.La conexión hay que sentirla y debe ser recíproca. La conexión se verifica de dos en dos. Uno con varios pero, jamás uno solo. Hay conexión entre Dios y tú, tú y Dios.

Pero tened calma, todo empieza con la calma, con la serenidad; déjate sentir. Si el mar es un mar agitado, nada surgirá de él. Incluso cuando las olas del mar están revolucionadas, sumérgete en él, y RELÁJATE, déjate llevar. Si no te revelas ante una fuerza superior, esa fuerza te “cobijará en sus brazos”, te hará formar parte de ella misma y te protegerá. ¿Nunca lo has experimentado? ¡Yo sí! Si tienes la ocasión pruébalo, pero se prudente en todo momento.

Dios te quiere, Dios siempre está ahí. Él es permanente. Lo impermanente es el ego. El ego es confusión, vanidad, y dolor. Mantente en oración y respiración. Confía en el Señor, tu Dios. Él jamás os dejará. Es lo único seguro.No más dudas. Amor es todo. Es el principio, es el fin.El inicio del camino es por amor. Amor es lo que nos enlaza al Padre-Madre Sagrado y misterioso.

Raúl Gutiérrez